
No quiero ser tu dueña, tu pastora, tu guía, esa que te dice lo que tienes que hacer y luego te margina. Simplemente intento ser esa que te quiere y te mima. Esa que en aquella madrugada de desvelo, feliz, extasiada, intensamente disfrutó de la paz de tu rostro mientras dormías... No me interesa ir de visita por tu vida, ser la gran señora que te llena de cosas por fuera y por dentro te vacía. Sólo intento ser la que te provoque una sonrisa.
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